RSE y los programas con comunidades.

Tomado de: La República

Hasta hace poco la preocupación por la responsabilidad de las empresas frente a la preservación del entorno, el cuidado de los recursos y el desarrollo sostenible era un tema de segundo orden.

Hoy nos encontramos en un ambiente en el que la conciencia sobre el impacto de las actividades productivas es cada vez mayor.

Es creciente la atención de la sociedad sobre la tarea que le cabe a las empresas en el apoyo a la satisfacción de necesidades de empleo, generación de ingresos, educación, transferencia de tecnología y en aquellos aspectos que permitan mejorar las condiciones de vida.

A comienzos de los noventa el encuentro de países en Río de Janeiro, organizado por las Naciones Unidas bajo el nombre de Conferencia para el medio ambiente y el desarrollo, puso en palabras claras la noción de desarrollo sostenible: "La satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer ni poner en riesgo la posibilidad de que las generaciones futuras puedan satisfacer las suyas".

Bajo esta concepción surge para el caso de las actividades de exploración y producción de minerales un conjunto de retos que es necesario enfrentar para lograr el crecimiento y la permanencia de la actividad. Para el caso ambiental, los retos tienen que ver con la mitigación del impacto que para el clima y la conservación de la biodiversidad tienen las operaciones y el uso de los productos de la industria minera.

Las acciones que deben realizarse para minimizar este impacto se relacionan con el uso eficiente de la energía y de los recursos y con planes concretos y a largo plazo.

Las acciones en el campo social comprenden una variedad de temas referidos a la responsabilidad social en educación, salud, generación de ingresos, transferencia de tecnología y el apoyo a las iniciativas de las comunidades. Sólo el respaldo de la sociedad y de las comunidades donde se desarrollan las operaciones mineras podrán garantizar que ésta encuentre un ambiente propicio para su desarrollo. Por el hecho mismo de que los recursos mineros son limitados, su exploración y producción debe propiciar el afianzamiento del desarrollo sostenible en las áreas de operación de las empresas. Un primer paso consiste en la lucha contra la pobreza.

En el área económica se impone la necesidad de maximizar los beneficios de la operación y de considerar los criterios de sostenibilidad. Es necesario que estas decisiones sean proactivas. Asumir esos costos como una práctica es un paso en la consolidación de la noción de desarrollo sostenible. El concepto del desarrollo sostenible puede ser el mejor instrumento para empezar a crear un contrato social basado en principios a largo plazo, y es aquí donde las empresas tienen la tarea de ayudar a construir la conciencia sobre la responsabilidad con el futuro. Es necesario contribuir a formar comunidades que actúen con el Estado.

En este sentido, AngloGold Ashanti Colombia tiene como misión generar bienestar y desarrollo para todos los que participan directa o indirectamente en la operación, de una manera que asegure la rentabilidad, la responsabilidad y el respeto por el medio ambiente.

Para ello se ha fijado la tarea de crear un ambiente de confianza entre la organización, sus empleados, sus asociados y las comunidades vecinas. En el trabajo con las comunidades se ha dado siempre prioridad a programas que fortalezcan la iniciativa desde la comunidad, la sostenibilidad ambiental y económica, la autogestión y que eviten la sustitución de las funciones del Estado. Con los gobiernos se trabaja dentro de un esquema que incluye a sus instituciones, a la comunidad y a los organismos sin ánimo de lucro.

El resultado de los programas que se adelantan constituye una especie de intermediación de la empresa entre la sociedad civil y el Estado para propiciar una articulación entre estos dos sectores que se traduzca en estrategias de desarrollo.

El ejercicio de la responsabilidad social trae beneficios para todos. Satisface las exigencias que hacen los gobiernos y las comunidades, alivia la presión que sobre ellas ejercen los grupos preocupados por la conservación del medio ambiente, da cuerpo a las ventajas competitivas, facilita la operación, y contribuye a crear ambientes sanos.

Para las comunidades representa la oportunidad de beneficiarse de la presencia de las empresas en sus regiones, de adquirir habilidades y conocimientos para mejorar sus condiciones de vida y ser más responsables, autónomas y participativas en la planeación de su desarrollo. Para los gobiernos constituye un respaldo a su tarea de atención a las necesidades de los miembros de la comunidad, a la vez que la oportunidad de contar con un socio y un interlocutor de primer orden para la definición de las estrategias y planes de desarrollo que tiene a su cargo ejecutar.

En resumen, representa un buen negocio para todos, que en el caso de Agac ha sido propiciado por la construcción de relaciones de interdependencia sustentadas en la confianza, y en las que la idea del bien común y de ser parte de la comunidad, es una base de entendimiento que todos compartimos.